...orgullo de la  Costa Blanca (y IV)

Benidorm Palaca Dinner Show

Es media noche. Ha finalizado la primera parte y sin descanso la orquesta vuelve a sonar para ti. Es mejor venir con compañía al Benidorm Palace y dedicarte unos compases sobre la pista. Será porque el baile nos hace comunes y nos une, nos predispone a relacionarnos a cara descubierta, pero en esta sala de fiestas se cumplen y se proyectan los deseos hasta liberar el ser feliz que llevamos dentro.

Es momento de tomar una copa, y de sacar matices a lo que acabas de ver. Comienza la segunda parte. Te sientes en casa con más de treinta bailarines exhibiendo la marcada raíz del ballet clásico español con esa gracia elegante, el talle estirado y el sabor del sur a cada paso: compases que evocan a Goya y a Velázquez, a la frescura de las fuentes de la Alhambra. La orquestación del tema envuelve y presientes –cautivo-, que volverás irremediablemente a “el Palace”. En ese instante la escenografía da un giro espectacular. Suenan compases de rock and roll, del clásico, del que puso los cimientos de la revolución musical popular del s. XX.

El cuerpo de baile se desparrama por la sala mientras todos levantamos los brazos para compartir el compás y las palmas. Los jeans dejan paso al número final: una colosal escenografía en blancos y brillantes, repleta de elegantes chaqués, sombreros de copa y fascinadoras plumas que insinúan, realzan y envuelven cada nota de una orquestación generosa. Aun quedan sorpresas por desvelar.

Ya te has olvidado de lo que sucede en el exterior, y de lo que harás la semana siguiente. Por unas horas te has hecho protagonista de “el Palace”. Así es el espectáculo. Porque el final de las buenas películas es mejor no desvelarlo. En una esquina de la sala el productor y el jefe de sala sonríen satisfechos. Una vez más lo han conseguido. Como las más de trescientas noches al año que puntualmente abren las puertas a las noches de la Costa Blanca. Volveré.

Tomy Everet.
Reporter.



 
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